sábado, 19 de marzo de 2011

El Camino de los Dioses

Los principios que se practican en los Andes centrales son idénticos al sintoísmo japones. Entre muchas otras virtudes invoca la purificación de la mente y del corazón para acceder a las bendiciones y a la felicidad. Esta purificación incluye admirar los dones de la naturaleza, como por ejemplo, la salida del Sol, o también cultivar la bondad entre los hombres.


La clave para vivir una espiritualidad plena es intentar poner en práctica la sinceridad (No Mentir) en sus cinco aspectos:
1.       La sinceridad de la oración, que es la parte más importante y que debe ser diaria y para todos.
2.       La sinceridad de la piedad filial, que implica respeto a los padres y a los antepasados.
3.       La sinceridad en el servicio, que alude a la compasión que debe haber entre unos y otros.
4.    La sinceridad en el agradecimiento, porque hay que agradecer a la naturaleza cada día de vida que nos regala. Aún a pesar de la desgracia, hay que ser agradecido.
5.       La sinceridad en la auto-reflexión, que requiere admitir los errores de uno mismo y pedir perdón.
No se debe temer un castigo; esta noción no existe. Este pensamiento cree que todas las vidas son sagradas, por lo que debemos luchar por una coexistencia mutua, apoyada por todos, ya que el espíritu divino de sinceridad, agradecimiento y felicidad puede florecer en cada uno de nosotros. 



El camino que conduce hacia los dioses, o sea, hacia el estado ideal, individual y social, el camino de la virtud, es el camino de la obediencia a las reglas comunes.
Todas las culturas: maya, azteca, hopi, afirman que razas de humanos fueron destruidas por no obedecer a las reglas sagradas, las normas comunes que hacen posible la convivencia fructífera.
Ver:
http://mitosdelorigen.blogspot.com/

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