El símbolo de la rueda ya estaba presente en la cultura Harappa. Se remite al giro de todo el firmamento; al giro de los astros; la danza eterna de Shiva Nataraja, que provoca destrucción y regreso.
La danza del tiempo no se detiene nunca, y mientras gira y avanza va provocando cambios.
Los que están vivos son llevados por el tiempo, y en este proceso pueden estancarse o crecer; puede continuar dando vueltas en la rueda sin hacer nada por remediarlo o pueden seguir el sendero ascendente.
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